🌴 Tres días de sol y pura buena vibra: El viaje de Jessi por Zipolite y Estacahuite
Por: Jessi Blr | Colaboración especial para Visitazipolite.com
Hola bebés <3 Hoy les cuento de una escapadita que todavía me tiene sonriendo de oreja a oreja. Fueron tres días de playa, comida deliciosa y una energía increíble que me regalaron Zipolite y Estacahuite.
Oaxaca siempre me hace sentir feliz, pero esta vez fue diferente: me sentí más tranquila, más mía, más chula.
☀️ Domingo 17 de agosto – Llegando al paraíso
Apenas llegué a Zipolite, me instalé en el Hotel Éxtasis, un rinconcito precioso frente al mar donde literalmente puedes desconectarte del mundo. Las vistas desde su terraza son de esas que te dejan sin palabras.
Mi primera parada fue el restaurante Nhoa Nhoa, dentro del mismo hotel. Probé un tiradito de atún que es poesía pura, bebé, y unos tacos de camarón a la diabla que estaban TOP TOP χ●χ●.
Por la noche cené en Sabor a Mar, un lugar con ambiente relajado, ideal para disfrutar del sonido de las olas mientras llega tu platillo favorito. Y, obvio, cerré el día con una copa en Chizme Bar —porque un viaje sin chisme no es viaje, lo sé, lo sabes y lo sabemos.
🌺 Lunes 18 de agosto – Días que saben a descanso
El lunes me hospedé en el Hotel Sebastián de los Milagros, un espacio lleno de calma y detalles que me enamoraron.
Desayuné en Órale Café, donde el café y los chilaquiles saben a ese abrazo de la abuelita que te arregla el alma.
Más tarde comí y bebí ahí mismo en el hotel, disfrutando la tarde sin prisas (y con un bronceado digno de presumir).
Ya en la noche, me fui a Bruma, un restaurante con esa mezcla perfecta entre elegancia y calidez: luces tenues, buena música y una comida que NI SE DIGA. El tartar de atún y los tacos de pescado zarandeado lo fueron todo.
🌊 Martes 19 de agosto – Estacahuite, un cierre frente al mar
El martes almorcé en Xhuba, uno de esos lugares donde todo se siente familiar, con comida rica y vistas que te invitan a quedarte un ratito más.
Después me lancé rumbo a Estacahuite, un rinconcito más pequeño, pero con una belleza natural impresionante.
Me hospedé en el Hotel Xeno, frente al mar, un hotel que me dejó impactada por su belleza. Ahí cené, disfruté de su alberca deliciosa y, obvio, me tomé las fotos más instagrameables del condado.
Me dormí con el sonido de las olas y amanecí con un desayuno frente al mar viendo el amanecer —ese tipo de momentos que te recuerdan lo bonito de vivir lento.
💕 En resumen
Tres días bastaron para reconectarme conmigo y con la magia de la costa oaxaqueña. Zipolite y Estacahuite son lugares que no solo se visitan: se sienten.
Si estás buscando un sitio para relajarte, comer delicioso y sonreírle al sol, bebés, este es el destino perfecto.
Nos vemos en el próximo viajecito —porque amor, la vida, con sal en la piel y buena compañía, sabe mucho mejor ˙×
